BIENVENIDA AL BLOG

Va a ser este un blog dedicado por mí a otros contenidos. Comienzo con él mi fase más pública, una participación en el mundo de la política que hasta a mí me ha resultado sorpresiva, pero que en el fondo no deja de ser más que una respuesta a ese lado más social que desde siempre he demostrado a lo largo de mi trabajo. Recién llegada al mundo de la política municipal, he de confesar mi ilusión por seguir trabajando por la ciudad que me vio nacer de una manera mucho más intensa de lo que lo he hecho durante todos estos años a través de las actividades que he ido desarrollando a lo largo de mi vida profesional.
Es diferente ver la vida desde este lado, pero también enriquecedor, a pesar de todas las dificultades con las que sé me voy a encontrar en este nuevo recorrido.
Mi decisión, trabajar por y para mi ciudad, está teniendo muy buena acogida en el amplio entorno en el que me muevo, y espero que el fruto comience a verse enseguida, junto al conseguido por el esfuerzo del resto de mis compañer@s.
Son muchas las responsabilidades que me han correspondido, pero todas directamente relacionadas. Por eso, aunque ya llevaba más de un año con el blog de "igualdad" que voy a seguir manteniendo, he decidido abrir este otro que dé cobertura al resto de áreas que van a ser de mi competencia.
Espero que resulte de interés para la ciudanía de Astorga y sus pedanías, porque a todas ellas deseo extender mis desvelos.
Gracias por vuestra visita y también, si las hubiera, por vuestras sugerencias en torno a mi trabajo.

domingo, 2 de marzo de 2014

KEVIN. De Isabel Ríos González. 2º Premio de Relatos de Navidad "Astorga 2013". Categoría C


Se acercaba la Navidad y Kevin seguía en el internado, al cual había entrado por ser mala influencia, empeorar en los estudios y comenzar a fumar y beber, desde entonces le cogió un terrible odio a sus padres, bueno, no sé si llamarlo odio, más bien diría tristeza, decepción, aunque Kevin piensa que es odio.
El internado no le ha servido para mucho porque debido a ese rencor guardado en su interior es un niño, bueno, ahora adolescente, que se mete con los demás y le da igual todo, y todo eso por un dolor que está ahí, clavado en su corazón. Porque él piensa que sus padres no le quieren y nunca le quisieron, de ahí todos sus comportamientos, saca su ira. A lo que iba, ya iba a ser Navidad y sus padres se lo llevaban a casa durante esos días. Él, no les dirigía una palabra, pero al resto de su familia sí, cosa que ocurrió el año anterior, eso era un hecho que a sus padres les hacía sentir fatal, se sentían unos malos padres por haberle internado, piensan que nunca deberían haberlo hecho, y cuando Kevin no está, lloran, y pelean, no saben qué hacer, ya no pueden solucionar ese rencor que tiene hacia ellos, han pensado en sacarle pero al final decidieron que no porque pensaban que estaría igual o incluso peor que cuando entró, así que lo único que hacen es soportarlo.
Kevin ya tiene 15 años pero tan solo con 14 ingresó en el internado, parece poco tiempo, pero lo suficiente como para estar tan triste y decepcionado con sus padres. Aunque a ellos todavía les quedaba una esperanza de que su verdadero hijo, el hablador, y alegre siempre volviera a salir de sí.
Llegó el día, el 24 de diciembre por la mañana se lo llevaron a casa. En el coche, silencio, casa, silencio. Ellos tratan de hablarle amablemente, pero hace caso omiso, cuando llega la familia parece que sus ánimos se animan un poco, pero no con sus padres, como el anterior año... Piden a Dios como deseo que consiga que algo, un milagro, consiga que su hijo cambie de idea y pase la Navidad como ellos desearían.
Kevin prefería estar solo en la habitación que anteriormente era solamente suya y ahora utilizan para guardar otras cosas, eso entristece a Kevin. Se pasaba las tardes que sus padres no le obligaban a ir algún sitio hablando por whatsapp con amigos del internado y algunos de fuera que tenía de antes, porque era bastante popular y ligaba mucho, allí dentro algo cae, pero no hay mucho, y viendo la televisión de vez en cuando, y cuando sus padres no se enteraban, se escapaba de casa para poder ver la calle, porque no les iba a pedir permiso, lo tenía clarísimo. Antes Kevin contestaba a sus padres, aunque ellos preferían eso a estar en constante silencio. Kevin tenía la idea de que no iba a cambiar pero durante las Navidades algo pasó, no se sabe muy bien qué. De repente un día de tarde, concretamente el día 27, viendo la televisión encontró un canal que nunca antes había visto, un canal que le pareció interesante. De pronto un anuncio, hablaba exactamente sobre lo que le pasaba a él, como si le conocieran, como si estuvieran en su mente, vigilándole. Era completamente imposible, no daba crédito, después, hablaba sobre si quería pasarse así toda la vida o quería disfrutarla, con su familia, portándose bien, para al fin salir de aquella “cárcel”, o así lo llamaba él y poder hacer vida social fuera, como los demás chicos y chicas de su edad. En ese momento se dio cuenta de todo, se dio cuenta de que con una mala conducta, la que había tomado hasta ahora, no saldría de allí y mucho menos sería feliz, se dio cuenta de que tenía que estudiar, tratar bien a la gente, simplemente tenía que cambiar, pero sin dejar su personalidad atrás.
Le saltaron unas lágrimas. Y detrás otras, comenzó a llorar como un niño pensando en todo lo que se había perdido ese año simplemente por querer hacerse el interesante ante los demás. Ahora lo entendía todo, había madurado un poquito. Sintió la puerta abrirse y rápidamente se secó las lágrimas que le corrían por la cara, corrió hacia sus padres, les dio un abrazo y soltó un suave pero verdadero “os quiero”. No podían creerse lo que estaban viendo, comenzaron a llorar de alegría, apretaron a su hijo y le dijeron “nosotros también te queremos hijo, siempre lo hicimos”. Tras este bonito momento comenzaron a hablar, a hablar de todo lo que nunca habían podido hablar. Kevin les empezó a contar como era su vida antes y después de entrar, le daba igual que lo supieran, les contó absolutamente todo, confiaba en sus padres, les quería. En algunas cosas no estaban para nada de acuerdo pero les dio igual, solo querían disfrutar del momento, el mejor momento de su vida desde que Kevin había cumplido los 13 años de edad probablemente.
Esas Navidades no pudieron ser mejores, fueron geniales, incluso espectaculares. Tras ver la nueva conducta de su hijo le sacaron del internado lo más rápido que pudieron y a medida que pasaban los días, semanas, incluso años, Kevin recuperó algunas amistades, hizo nuevas, empezó a aprobar y tratar mejor a la gente, aunque también tenía sus cosillas como cualquier adolescente, eso sí, no dejó de ser el chico popular que siempre fue, incluso muchas más gente le quería, era una persona a seguir. Aquellas Navidades marcaron el comienzo de una nueva vida, la Navidad siempre trae cosas buenas, he aquí un gran ejemplo.

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