Desde que llegué a este
ayuntamiento como concejala, hace ya casi cuatro años, he procurado que mis
actuaciones estuviesen siempre precedidas por la dedicación a los diversos
sectores de la sociedad. A través de la cultura, de lo educativo, de lo
social. Mi principal afán, trasladar la importancia del
diálogo, del respeto y del conocimiento como estrategia para una convivencia
armónica, donde todos y todas tengan cabida y voz, donde por encima de nuestras
diferentes ideas podamos trabajar con un objetivo común: mejorar el entorno que
nos rodea, la sociedad de la que formamos parte. Así surge, con el comienzo de
la legislatura, el proyecto “Astorga, ciudad educadora” que ha auspiciado todas
y cada una de las actividades y actuaciones realizadas desde las concejalías
que se me adjudicaron, en la línea de crear
cauces para aprender a responsabilizarnos de nuestra posición en la
vida, de hacernos protagonistas de ella, tomando nuestras propias iniciativas,
aprendiendo a adquirir conocimientos de diversas fuentes, a contrastar datos y
manejar informaciones de forma crítica y
responsable.
Actúo día a día en base a mis
convicciones y, especialmente ahora que
ejerzo una función pública, procuro hacerlo siempre de la manera más ecuánime
posible, trasladando los recursos con los que puedo contar a cuantos pueden
beneficiarse de ellos: familias, colegios, asociaciones, personas individuales,
en la búsqueda de soluciones para todos.
He tratado de hacerlo siempre desde la educación y el respeto, las
únicas estrategias que considero válidas para desempeñar adecuadamente todo
ejercicio público. Y a las preguntas que se me hacen no he contestado nunca con
insultos ni con desacreditaciones. Solo con datos reales y argumentos políticos
en la mano.
Soy
consciente de que, en determinadas personas, esta actitud consigue a veces el
efecto contrario al deseado, no sé si por no esperada, por falta de razones válidas para enfrentarse
a la misma o por falta de deseo para encontrar soluciones. Si esto molesta a
alguien, lo siento profundamente, pero
estoy convencida de que es la única actitud con la que se puede afrontar el
ejercicio de cualquier actividad pública, ya sea política o profesional. Porque para vivir en sociedad, y hacerlo de
forma armónica, a lo primero que tenemos que aprender es a respetarnos, a
dialogar sin enfrentamientos, poniendo encima de la mesa nuestros respectivos
argumentos pero dispuestos a escuchar lo que tiene que decir la otra persona.
En esta línea he orientado mi actuación durante
estos años desde las concejalías que se me han adjudicado. Apoyándome en la
labor de los profesionales con los que trabajo día a día. Analizando los
recursos existentes para cubrir las necesidades sociales, derivando a las
personas a los programas que las cubren
y asumiendo la responsabilidad de
aquellos casos que no encontraban cabida por los cauces oficialmente establecidos
para ello, incluso por encima de las competencias municipales, ya sea en materia de ayudas sociales, de
orientación laboral y familiar, de libros, de alimentos, etc… Estoy convencida
de que es importante, siempre, el
ejercicio de la responsabilidad para no contribuir a una mayor merma de los
derechos sociales de las personas, y así lo aplico en mis actuaciones.
En resumen,
desde las áreas que dentro de esta legislatura se me han encomendado dentro del
ayuntamiento de Astorga siempre se ha escuchado a todo el mundo y se ha tratado
de encontrar soluciones, se ha venido haciendo un trabajo por todos y para
todos los habitantes de este municipio, de acuerdo con nuestros recursos reales
y con nuestras competencias.
Y si esta
actitud ha molestado o molesta a alguien, lo siento. Pero es mi compromiso ejercerla de acuerdo a mis convicciones que
tienen una profunda raíz social, basada en la idea primigenia de que la
“política” debe significar “el arte de mejorar la sociedad”. Y en esa idea
trato de moverme siempre.
Mercedes
Glez. Rojo.
Concejala de
Cultura, de Educación y de Familia, Igualdad y Servicios Sociales.
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